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Defensores del ambiente y el territorio en peligro

En 2017 fueron asesinados 197 defensores del ambiente y el territorio. Brasil, Filipinas, México y Colombia son los países más peligrosos.

Según Glboal Witness, organización que cada año monitorea los hechos de violencia en estos contextos, la cifra de personas que perdieron la vida no se ha reducido considerablemente desde 2016, cuando se registraron 201 hechos.

Desde indígenas que defienden la riqueza natural en el Amazonas, hasta guarda parques que protegen las reservas naturales de la República Democrática del Congo, las caras de los defensores del medio ambiente y el territorio están, en todos los continentes, enfrentando las mismas amenazas de manera silenciosa.

Como en 2016, América Latina mantiene el primer lugar en la cantidad de asesinatos, siendo Brasil, México y Colombia los países más peligrosos. Sin embargo, lo que ha cambiado es que ahora la agroindustria ha sobrepasado a la minería como el negocio más vinculado al asesinato de activistas.

Agroindustria y minería juntas representan el 60% de los hechos de violencia, que están relacionados principalmente con proyectos de soja, palma de aceite y caña de azúcar. A su vez, la defensa de parques nacionales continúa siendo uno de los trabajos más peligrosos del mundo, con 21 asesinatos vinculados con la caza ilegal.

De los 197 asesinatos, 37 están relacionados con el sector agropecuario, 23 con la caza furtiva, 36 con minería, 19 con explotación maderera, y 3 con agua y proyectos de represas, entre otros.

Según el informe, los asesinatos representan el extremo de una serie de tácticas utilizadas para silenciar a los protectores de la naturaleza, que incluyen amenazas de muerte, arrestos, agresión sexual, secuestros, multas, ataques legales, desplazamientos forzados, estigmatización mediática, robos y lesiones personales. Los paramilitares, la policía y los terratenientes fueron los principales responsables de las muertes en 2016.

“Las personas que se atreven a alzar la voz continuarán siendo violentadas, encarceladas y asesinadas hasta que empresas, inversionistas y gobiernos realmente incluyan a las comunidades en las decisiones sobre el uso de sus tierras y recursos naturales”, advierte Rachel Cox, funcionario de Global Witness.

“La mayoría de los asesinatos ocurrieron en áreas forestales remotas de países en desarrollo, particularmente en América Latina, donde la abundancia de recursos a menudo es inversamente proporcional a la autoridad de la ley o la regulación ambiental”, advierte el informe.

 

Fuente: El Tiempo

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