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Hay cada vez más diversidad vegetal en las montañas

Debido al calentamiento global, las montañas van siendo colonizadas por plantas procedentes de cotas más bajas, y ese aumento de la diversidad se ha acelerado en las últimas décadas.

Un estudio internacional internacional, ha analizado 302 cimas europeas y 145 años de registros florístcos arribando a la conclusión de que los cambios en la vegetación de las montañas no pueden ser atribuidos a la acción directa de excursionistas, ni tampoco al cambio en el patrón de lluvias, sino que «el incremento [de la diversidad] está ligado al aumento de la temperatura», indican los autores.

Concretamente, el número de especies en las cimas europeas analizadas aumentó a un ritmo de 1,1 especies por año en el periodo 1957-1966. Desde entonces, la tendencia se ha acelerado, y entre 2007 y 2017 la media fue de 5,5 especies nuevas cada año.

Los autores del nuevo trabajo, procedentes de 11 países europeos, han analizado los datos antiguos y luego han recorrido las mismas zonas buscando las similitudes y las diferencias. Daniel Gómez, del Instituto Pirenaico de Ecologoía de Huesca y uno de los autores del estudio, explica que se dispone de registros botánicos desde el siglo XIX gracias al trabajo de científicos aventureros como el suizo Josias Braun-Blanquet o el polaco Bogumil Pawlowski. Se trata de una información muy valiosa si se tiene en cuenta, por ejemplo, que el inventario forestal español no se empezó a elaborar hasta la década de 1990.

Entre otros territorios, se han estudiado cumbres de los Alpes occidentales y orientales, Pirineos (especialmente vertiente francesa), Alpes escandinavos, Grampianos-Escocia, islas Svalbard y Cárpatos.

«Las cimas de las montañas constituyen referencias topográficas precisas e inamovibles y, por tanto, dan la seguridad de que las nuevas mediciones se han efectuado exactamente en los mismos enclaves que visitaron los botánicos del pasado. Esta certidumbre disminuye cuando estas comparaciones se hacen en enclaves de valles o laderas», subraya Sonja Wipf, del Swiss Federal Institute for Forest, Snow and Landscape Research (WSL), en Davos (Suiza), promotora y principal responsable del estudio.

Esta colonización de plantas propias de cotas más bajas no ha supuesto una reducción de las especies típicas de las cumbres, sino que ambas conviven. En definitiva, hay más variedad florística. Sin embargo, no está claro si esta situación se mantendrá en caso de que las temperaturas sigan aumentando.

«Algunas de las plantas que se han adaptado a las condiciones frías y rocosas de las cimas probablemente desaparecerán en el futuro -insiste el coautor Manuel Steinbauer, de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca-. No tienen otro sitio donde ir, y no tienen tiempo suficiente para desarrollar nuevas estrategias para competir con sus nuevas vecinas, que son más grandes y más competitivas en climas más cálidos».

No obstante, aunque parece probable que las especies altamente especializadas a los ambientes de las cumbres podrían verse desplazadas en el futuro, no es seguro que esto ocurra. Sara Palacio, investigadora del IPE, concluye: «En las cimas hay una gran cantidad de microambientes que podrían ofrecer refugio a las especies más adaptadas a la vida de las cumbres. De hecho, el calentamiento global también está provocando la retirada de glaciares y neveros, lo que aporta nuevos espacios para las plantas. La pregunta es qué ocurrirá cuando todos estos ambientes estén saturados y si esto puede llegar a suceder«.

 

Fuente: El Periódico 

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